En Batlle Branding Digital Design web vemos la IA como tener una compañera que no duerme, sabe de todo y está siempre disponible para ayudarnos en nuestra actividad. Es una revolución que no ha venido a sustituirnos, sino a potenciar todo nuestro ecosistema de marketing digital.
¿Recuerdas cuando tardabas horas en encontrar la imagen de stock perfecta? Yo también. Ahora, con herramientas como Midjourney o Firefly, si podemos imaginarlo, podemos crearlo en segundos. Esto es brutal para el conception graphique. Ya no se trata solo de reemplazar una foto genérica, sino de generar moodboards conceptuales complejos en minutos, crear ilustraciones a medida para una identidad gráfica que capture perfectamente el alma de una marca, o visualizar cómo quedaría un logo en un contexto urbano que ni siquiera existe.
Tus trabajos de conception graphique y diseño web —ya sean folletos, catálogos, campañas de banners, la web corporativa completa, PLV o stands— lo agradecen, y tú también. Y esta capacidad se extiende a áreas antes muy laboriosas, como el packaging. Ahora podemos pedirle a la IA que genere docenas de maquetas (mockups) de un nuevo envase, aplicando el diseño en 3D sobre diferentes formas, texturas y materiales, permitiendo al cliente ver el producto final de forma hiperrealista, algo que antes tomaba días de renderizado.
En desarrollo web, la IA es brutal, se convierte en esa compañera de equipo que domina código y que siempre quisiste tener. El HTML, CSS y, sí, incluso el complejo Java usado en grandes plataformas, no tienen secretos para ella. Pero no es solo por escribir código más rápido. Estamos hablando de construir plataformas de e-commerce robustas. Donde antes un equipo tardaba semanas en depurar la lógica de un carrito de compras o una pasarela de pago, herramientas como Claude.ai o GitHub Copilot sugieren bloques de código optimizados, detectan vulnerabilidades de seguridad y aseguran que la estructura sea escalable para miles de usuarios.
Esto impacta directamente en la experiencia del usuario (UX). Analizando patrones de cómo la gente usa una web de e-commerce, la IA nos sugerirá no solo dónde poner ese botón para que, esta vez sí, hagan clic; nos sugerirá cómo personalizar la página de inicio para diferentes segmentos de usuarios en tiempo real, mostrando los productos más relevantes a cada uno y maximizando la conversión.
Moviéndonos al área del marketing digital, el impacto es inmenso. Para el RÉFÉRENCEMENT (Search Engine Optimization) y los contenidos, la IA nos ayuda a realizar investigaciones de palabras clave (keywords) mucho más profundas, a entender la «intención de búsqueda» del usuario, a estructurar el contenido para que Google nos quiera más, y a generar borradores que luego nuestro equipo pule con su toque humano y estratégico.
Y aquí debemos incluir al SEM (Search Engine Marketing). La gestión de campañas de pago, como Google Ads, es un juego de números, velocidad y micro-ajustes. La IA es simplemente mejor y más rápida en esto. Puede analizar miles de variables de campaña simultáneamente, ajustar pujas en tiempo real para optimizar el presupuesto, y probar cientos de variaciones de anuncios (copy + imagen) para encontrar la combinación ganadora, una tarea humanamente imposible a esa escala.
No olvidemos que la IA te da opciones, pero el buen gusto, la estrategia y saber por qué un diseño funciona (y por qué otro no) sigue siendo 100% nuestro. La IA no tiene empatía.
Y lo más importante y que no conviene olvidar: la IA no sabe qué problema real tiene tu cliente. No sabe de Branding. No entiende el porqué de una estrategia digital. No puede sentarse con un cliente en una reunión, leer su lenguaje corporal y descifrar sus miedos, sus objetivos de negocio a cinco años o el legado que quiere construir su marca.
¡Eso seguimos haciéndolo nosotros!
En Batlle Branding, usamos la IA para que se encargue del trabajo pesado: el código repetitivo, la generación de maquetas de packaging, el análisis de datos masivos del SEM, o la optimización técnica del RÉFÉRENCEMENT. Esto nos libera para hacer lo que de verdad importa: pensar, crear estrategias, entender al cliente, aplicar la creatividad con intención y aportar valor real y diferencial.